8 de septiembre de 2025. Nissan Motor atraviesa una de las reestructuraciones más profundas de su historia reciente. En la última semana la compañía confirmó el cierre de estudios de diseño en Estados Unidos y Brasil y la reducción drástica de personal en sus sedes de diseño en Londres y Japón —medida que forma parte de su plan global Nissan— mientras mantiene un plan más amplio de reducir capacidad de producción y recortar decenas de miles de empleos para recuperar rentabilidad.
A continuación explico en detalle qué anunció Nissan, por qué llegó a este punto y qué implica para la compañía, sus proveedores y el mercado.
Qué anunció Nissan (resumen de la última semana)
Nissan confirmó el cierre de sus estudios de diseño en California (EE. UU.) y São Paulo (Brasil), además de una importante reducción de plantilla en las sedes de Londres y Japón. La reestructuración de diseño centralizará funciones en cinco hubs globales.
Estas decisiones se insertan en un plan más amplio, anunciado a principios de 2025 que contempla la reducción de la plantilla global en aproximadamente 20.000 puestos y la consolidación de plantas —bajando el número de fábricas desde 17 a 10 para 2027— como forma de reducir costes y simplificar la producción.
Por qué Nissan llegó a esta situación: factores acumulados
- Resultados financieros adversos y pérdidas recientes
Nissan registró pérdidas relevantes en el ejercicio fiscal anterior, golpeada por márgenes negativos y la necesidad de provisiones; esa situación financiera erosionó su capacidad para sostener estructuras amplias de Investigación y Desarrollo, y red global de plantas. La falta de rentabilidad obligó a la compañía a priorizar liquidez y ahorro de costes antes que crecimiento volumétrico.
- Ventas débiles en mercados clave (China y Estados Unidos)
Durante 2024–2025 Nissan enfrentó un descenso de ventas en mercados donde compite fuertemente contra fabricantes locales y rivales globales. China, en particular, presentó una combinación de competencia intensa en vehículos eléctricos (NEV) y una redistribución del mercado hacia fabricantes locales que invierten más agresivamente en modelos eléctricos y precios bajos. La contracción en estos mercados redujo ingresos esperados y puso presión sobre la estructura de costes.
- Transición tecnológica y costes asociados al EV
La transición hacia vehículos electrificados obliga a grandes inversiones en plataformas, cadenas de suministro de baterías y nuevas alianzas. Nissan, pese a haber sido pionera con el Leaf, se encontró con competencia renovada (desde fabricantes tradicionales hasta nuevos actores chinos) y con la necesidad de adaptar rápidamente arquitectura y producción —todo con costes elevados y retorno incierto en el corto plazo. Esto ha tensionado flujos de caja y la sostenibilidad de plantas poco eficientes.
- Complejidad del portafolio y exceso de capacidad
Nissan mantenía una red extensa de plantas y una gama de modelos con elevada complejidad de partes. La estrategia anunciada busca reducir la “complejidad de piezas” (menor número de variantes, plataformas comunes), lo que reduce costes unitarios y necesidad de inventarios, pero implica cierres y reubicación de capacidades productivas.
- Fracaso de negociaciones estratégicas y cambios en la cúpula
En meses recientes se interrumpieron conversaciones de integración con otras compañías (como las conversaciones con Honda que no prosperaron), y la compañía propuso cambios de liderazgo —todo lo cual redujo la estabilidad estratégica y empujó a medidas más drásticas por parte de la nueva dirección. Un cambio de CEO y la reestructuración directiva forman parte del intento de enviar señales al mercado de que Nissan está cambiando curso.

Impactos inmediatos y riesgos
- Empleo y comunidades locales: la pérdida de empleos y el cierre/escala de centros (diseño y producción) afectará economías locales y proveedores que dependen de órdenes continuas. Algunas plantas pequeñas o proveedores de segundo/tercer nivel podrían quedar en riesgo si la demanda cae o si Nissan centraliza compras.
- Cadena de suministro: consolidar plataformas y reducir número de suministradores puede presionar a las redes logísticas, obligando a renegociaciones de contratos y plazos de pago. Nissan ya habría pedido en ocasiones retrasos o ajustes a proveedores en el pasado reciente.
- Diseño e innovación: cerrar estudios de diseño y concentrar talento en menos hubs acelera eficiencia, pero reduce diversidad creativa y puede alinear la oferta hacia plataformas más “conservadoras”. También puede acelerar alianzas de co-desarrollo (por ejemplo con Renault o socios tecnológicos) para reducir coste de I+D.
- Percepción de marca y cuota de mercado: recortes bruscos y cierres pueden erosionar la percepción de fortaleza de la marca, especialmente frente a compradores corporativos y socios estratégicos. En mercados donde Nissan lucha por volumen, la presión competitiva aumentará.
¿Es suficiente este plan para revertir la tendencia?
Re:Nissan (plan de reestructuración de Nissan) es ambicioso en alcance (20.000 empleos, menos fábricas, simplificación del portafolio) y necesario desde la óptica financiera; sin embargo, su éxito depende de tres condiciones difíciles: (1) que las reducciones de coste compensen la caída de ingresos sin dañar capacidad de innovación, (2) que Nissan mantenga posicionamiento competitivo en China y EEUU, y (3) que las alianzas estratégicas y la nueva gestión entreguen confianza a inversores y proveedores. Si falla alguna de estas, la presión sobre la automotriz continuará.
La decisión de cerrar estudios de diseño y acelerar recortes es la manifestación visible de un problema más profundo donde Nissan necesita recortar su estructura y centrarse en menos modelos, pero más rentables para financiar la transición eléctrica y recuperar competitividad. Las medidas pueden dar aire financiero en el corto plazo, pero dejan pendientes preguntas sobre capacidad innovadora, fuerza de marca y la sostenibilidad de la recuperación a medio plazo. Para empleados, proveedores y regiones con plantas, el impacto será inmediato; para la industria, este movimiento subraya la presión estructural que enfrentan los fabricantes tradicionales frente a las cadenas de valor eléctricas y rivales más ágiles.






